Unidad de Gestión de Oncología: Acompañando siempre al paciente

Pamela Mejías, Enfermera Gestora de la Unidad de Oncología:

“Apostamos a que nunca se pierda la empatía por un paciente oncológico, que es lo más importante”

Hace aproximadamente dos años se creó en el INCA la Unidad de Gestión de Oncología, área que busca acompañar al paciente oncológico en todo su tratamiento, lo que apunta a garantizar su atención y mejorar su calidad de vida en todo el proceso.

Según parte de las indicaciones que determina el Artículo 42 de la Ley del Cáncer, las instituciones deben contar con un gestor oncológico, para acompañar de manera directa a la persona con diagnóstico de cáncer y su red de apoyo.

El objetivo de este cargo es gestionar, monitorear y coordinar las acciones pertinentes para el cumplimiento de los objetivos incluidos en el plan de tratamiento del paciente oncológico, gestión en los servicios de apoyo, seguimiento de indicaciones y del proceso de atención de salud de las personas.

Como una red pública de alta complejidad, el INCA necesitaba contar con esta función, por lo que hace aproximadamente dos años creó la Unidad de Gestión de Oncología, que quedó bajo el liderazgo de Pamela Mejías, enfermera de profesión y “de corazón”, como ella se define, quien previamente se había desempeñado en una especialidad de tratamiento oncológico en un CESFAR.

En su cargo, hoy es responsable de gestionar y coordinar todos los procesos de los pacientes oncológicos del Instituto. “Si bien no tenemos esta especialidad como cartera de servicio, debemos cumplir con la gestión oncológica porque trabajamos con pacientes oncológicos a nivel de tumores del sistema nervioso central (SNC)”, explica.

Su área la conforma junto a la TENS, Katherine Manríquez, a quien valora como “un excelente ser humano y un gran apoyo” y quien se encarga de gran parte de la carga administrativa.

En el ámbito de los tumores, la unidad aborda la gestión de tratamientos oncológicos de pacientes GES y no GES…

Cuando hablamos de tumores no GES, son de todo el sistema nervioso central (SNC), que es lo principal que atendemos.

En cuanto a GES, hay cuatro tumores que son GES en el INCA que tienen una tipificación de tumores benignos. Ahora, si bien es cierto GES hace el ingreso directo al Instituto y la programación de los pabellones, muchos pacientes que son GES tienen que ingresar por medio del Comité de Tumores de Oncología del INCA, que todos los días martes sesiona e ingresa pacientes para ciertos tratamientos.

GES asegura, por ejemplo, la radioterapia en pacientes de tumores benignos del sistema nervioso central (los cuatro tumores que nosotros tenemos); resolvemos también los casos de menores de 15 años con tumores sólidos del SNC y de cuidados paliativos que son GES, que son pacientes de término de vida u oncológicos y los gestionamos con los otros hospitales.

Con respecto a los tumores GES, tienen garantías de radioterapia, entonces la encargada por resolución de esta es la gestora de oncología, y derivamos al paciente a sus distintos centros o lo que la red ministerial nos indique como prestador del servicio.

¿De dónde vienen los pacientes que gestiona la unidad? ¿De atención primaria?

Depende del área, el sector oriente puede venir de APS (Atención Primaria de Salud) por sospecha de algún tumor maligno. Sin embargo, desde los distintos centros hospitalarios, por ejemplo, de regiones, el flujo es desde su hospital base que corresponde a la red y en caso de que este no pudiera resolver, en el INCA lo podemos hacer. Es así como para algunas regiones somos un segundo prestador.

¿Cómo va la lista de espera?

Es difícil en el INCA, ya que al ser principalmente pacientes no GES es un poco más complejo. Por ejemplo, GES cumple ciertas garantías: tiene 30 días desde la indicación quirúrgica para operar al paciente; nosotros, por nuestra parte, tenemos 60 días según ley para el primer tratamiento del paciente, que es la cirugía, ya que como somos un centro de alta resolución a nivel neuroquirúrgico, tratamos a pacientes con indicación quirúrgica. La ley nos indica que son 60 días para el primer tratamiento, pero tenemos una lista de espera de a lo menos 80 tumores, tanto benignos como malignos. Y tenemos tumores de bajo grado, pero considerados oncológicos, esperando hace rato.

Nuestro gran reto es poder operar a los pacientes de la lista de espera, pero el tema de los pabellones y la cantidad de pacientes que ha ingresado al INCA tras la pandemia complejiza este desafío. Nos ha costado que se tome conciencia de que somos un hospital que opera tumores, cerebros y columnas y que estos tienen igual importancia que el GES o que cualquier otra patología del Instituto.

Previamente a la gestión de esta unidad, ¿cuál era normalidad de los pacientes oncológicos en el hospital?

Ingresaban aquellos pacientes de la lista de espera del hospital, un ingreso que todavía se hace, pero hemos logrado que los pacientes oncológicos tengan esa distinción (cinta rosada) y así se pueden priorizar.

Si bien previamente se hacía cierta gestión, no había priorización de estos pacientes. Con la llegada de la unidad conseguimos que estos tumores sean más “visibles”; tenemos una lista aparte que se lleva con un médico contralor, el Dr. Cristián Valdés, y se prioriza por tipo de tumor, localización y malignidad para poder operar.

¿Cómo ha sido posicionarse entre los neurocirujanos? ¿De qué modo han visto ellos el apoyo de la unidad a la gestión administrativa?

Al principio fue muy difícil, porque los neurocirujanos son personas que tienen alto conocimiento clínico, pero les falta mucho conocimiento administrativo. Ellos quieren operar y resolver rápido todo, y en ese objetivo dejan un poco de lado lo administrativo.

Cuando llegas a un cargo que básicamente requiere coordinar, necesitas papeles y antecedentes que para los médicos puede resultar un poco burocrático, pero para los pacientes es algo que necesitamos realizar para que puedan seguir su tratamiento.

Sin embargo, cuando los neurocirujanos te conocen y validan, conocen tu trabajo, entonces es mucho más fácil. Ahora son capaces de consultarme el flujo de un paciente y en qué está en cada etapa.

Ellos siempre han sido buenos para hacer un seguimiento propio de los pacientes, entonces ahora entregan este seguimiento a la Unidad de Gestión Oncológica y confían en que esta seguirá al paciente: asignar hora, ver que se agende su resonancia, etc. Confían en ti, en dejar una indicación en la oficina para que puedas tramitarla lo más rápido posible. Y descansan harto en el tema administrativo en nosotros, lo que nos permite tener un mejor seguimiento en general de los pacientes.

En estos momentos, tenemos 368 pacientes en seguimiento activo de tumores, con horas médicas, radioterapia, controles con resonancia, con neurocirugía y con contrarreferencia a otros centros.

¿Cómo han sido los resultados?

Cuando llegamos no existía un seguimiento activo de pacientes operados de tumores en el INCA. Ha sido un trabajo arduo de casi dos años, pero que ha rendido bastantes frutos: operamos más de 150 pacientes de tumores el año pasado; estamos reduciendo los tiempos de espera; calmando las ansiedades de los pacientes, que es algo fundamental, explicándoles los pasos, los tiempos y agendando sus horas, con distintos especialistas. Dejamos enganchadas las horas y ellos saben qué tienen que hacer. Antes les entregaban una interconsulta en el policlínico y quedaba en ellos si entendían o no dónde tenían que pedir la hora o cualquier paso a seguir.

¿Cómo es el acceso a pabellón de la lista de espera? ¿En la semana cuántos pacientes se podrían operar?

Esto se planifica semana a semana. Es complejo porque todos mis pacientes en general necesitan salida de cama a cuidado intensivo, y eso es un bien escaso. Podemos programar intervenciones, pero eso no significa que tendremos una cama UCI de respaldo para la salida del paciente.

Nuestros pacientes no se suspenden por mala preparación, sino que principalmente por falta de camas UCI: puedo programar hasta tres tumores a la semana, pero quizás solo puedo operar uno porque están como prioridad antes los GES, las urgencias, los pacientes hospitalizados. Somos centro de referencia nacional y las urgencias vitales necesitan un respaldo de cama UCI, y allí el paciente que queda secundario es el tumor no GES.

¿Qué área es la que más opera pacientes oncológicos y cómo ha funcionado esta relación?

Tenemos varios médicos que absorben la lista, pero generalmente es el equipo de base de cráneo el que más cubre los tumores: Dr. Jorge Mura, Dr. Hernán Acevedo, Dr. Cristián Valdés, Dr. Cristián Naudy, Dr. Francisco Rojas, Dr. Alejandro Couve y Dr. Felipe Valdivia.

Es complejo, porque además ellos tienen que cubrir otras patologías como las vasculares, pacientes GES, meningiomas, tumores de hipófisis, craneofaringiomas, además todos los ingresos de urgencia. En este sentido, la mayoría de estos médicos tienen horario en urgencias, y al hacer los ingresos de estos pacientes son también los médicos tratantes, y se les asignan las cirugías de aquellos que entran hospitalizados. 

¿Cómo se proyecta la unidad en el nuevo hospital?

Si bien no existe un proyecto de oncología como tal y la unidad, hasta el momento, se mantiene como gestión, la idea es proyectarla para que tenga mejoras considerables. Es decir, junto con tener los recursos, poder contar también con el espacio físico necesario.

Básicamente lo que necesitamos es operar a los pacientes y para eso debemos disponer de más asignación de pabellones. Hemos tratado de hacer asignación de pabellones para pacientes oncológicos o de tumores no GES y hemos compartido varias ideas para hacer esta canalización.

Por su parte, la nueva Enfermera Jefa de Pabellón, Angélica Espina, ha compartido muy buenas ideas de subdividir pabellones a equipos, por ejemplo, de columna o base de cráneo. Eso nos puede ayudar a hacer una calendarización de pacientes de tumores no GES, para que sea más fácil resolverlos.

También hemos conversado acerca de tener un neuroncólogo que pueda asumir estos pacientes y que tenga dedicación exclusiva para eso, pero son temas que se tienen que ir viendo paso a paso, porque al no tener oncología como cartera de servicios debemos ir evaluando cómo se puede agregar.

Si bien hay muchas mejoras por realizar, desde que la Unidad de Gestión Oncológica se visualizó dentro del Instituto, nos ha ayudado también a que los médicos o el personal en general tome conciencia de lo que son estos tumores, que estaban un poco escondidos.

Aunque la expectativa de vida de un paciente de tumor oncológico es, dependiendo del grado, de uno a cinco años, se trata de personas que requieren reducir su ansiedad, aumentar su calidad de vida y eso pasa concientizando a todo el mundo, desde el administrativo que los recibe en la puerta hasta el médico que los atiende, para que tengan la atención y el acompañamiento adecuado, y que nunca se pierda la empatía por un paciente oncológico, que es lo más importante.

En el mediano o corto plazo, ¿cuáles son objetivos para esta unidad?

Llegar a una lista de espera casi en cero y que el paciente oncológico se vaya de aquí con todas las indicaciones tomadas, educado, informado y con todos los enganches necesarios hechos.

Nuestra idea es que el paciente tenga un tiempo promedio de espera neuroquirúrgica acorde al tiempo que nos pide la ley. Sabemos que es un trabajo bien minucioso e implica a varias unidades, pero para eso estamos trabajando, para la coordinación de estas, trabajando “codo a codo” con los gestores, con pabellón, con adultos, etc.

Que nosotros prepararemos cómo corresponde a los pacientes, que la gestión de pabellón sea temprana, es decir, que todos los actores trabajemos como “reloj suizo”, ayudará a que esta lista se reduzca.

Apostamos a que esta unidad tenga la importancia que merece, y en eso vamos avanzando.

 “Los pacientes de tumores oncológicos requieren reducir su ansiedad, aumentar su calidad de vida y eso pasa concientizando a todo el mundo, desde el administrativo que los recibe en la puerta hasta el médico que los atiende, para que tengan la atención y el acompañamiento adecuado”

Finalmente, ¿cómo valora el hecho de trabajar en el INCA?

Amo mi trabajo. Creo que el Instituto es un excelente lugar para desempeñarse, es uno de los mejores lugares para trabajar o lo que uno podría esperar del servicio público. Cuando has trabajado en otros lugares del servicio público, te das cuenta que aquí existe la calidad técnica y de personas para hacer un muy buen trabajo y la gente necesita creérselo.

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