La capacidad de alimentarse en evaluación

Felipe Cigna, Nutricionista Clínico del INCA:

 “Nos adecuamos a las necesidades y condición de cada paciente”

La disfagia es un síntoma muy frecuente presente en pacientes con Accidente Cerebro Vascular, esto aumenta la incidencia de desnutrición y neumonías por aspiración, un ejemplo de las secuelas que se pueden observar en esta patología. En el INCA, dos nutricionistas clínicos son quienes atienden las necesidades nutricionales de los pacientes, atentos a su condición y cada paso en su evolución. 

¿Qué experiencia tienes como nutricionista al enfrentarte con un paciente con ACV?

Nos enfrentamos a ver los distintos extremos, desde pacientes con sonda nasogástrica, que si no evolucionan requerirán una gastrostomía cuando se vayan de alta, hasta pacientes que tras la evaluación del neurólogo, se constata que no tienen problemas, así como otros que, por ejemplo, pueden alimentarse por boca pero no podemos darles líquido, necesitan que se espesen un poco estos, porque tienen una parálisis facial o alguna dificultad para tragar y necesitamos cambiarles las consistencia para que puedan tolerar bien esta alimentación hasta que empiecen a trabajar con la fonoaudióloga y vayan evolucionando en su alimentación.

¿Cuál es el efecto si el régimen no es el adecuado en un paciente con secuelas del Stroke?

Antes nos pasaba que cuando llegaban los pacientes Stroke, al estar en evaluación, a veces tenían 24 horas en ayuno, perdiendo una parte importante del aporte de calorías en este período, sobre todo considerando que su cuerpo está sometido a un estrés metabólico, entonces todo el organismo está descompensado y eso significa un mayor requerimiento de calorías. Por otra parte, en un paciente que lleva varios días en ayuno, no podemos, por ejemplo, “lanzarnos” en seguida con un aporte de calorías ya que el efecto no será bueno. Por eso, es tan clave enfrentar a cada paciente según su condición.

¿Qué elementos son claves en el abordaje que hacen de los pacientes desde el punto de vista nutricional?

Como servicio nos vamos adecuando a las necesidades y condición de cada paciente, con una dieta variada y balanceada, e incluimos suplementación en los licuados cuando se requiere. Por ejemplo, para hidratarlos podemos dar agua con espesante o jugo con espesante si el paciente no acepta el agua. La idea es ir avanzando en la evolución de la alimentación, según sus condiciones lo permitan, pasando, por ejemplo, de licuado a más entero, y preparando su menú conscientes de si tiene alguna dificultad puntual, etc. Tenemos una pizarra donde cada paciente tiene su tarjeta y donde cada especificación está anotada.

Lo mismo se aplica en las fórmulas enterales, cuando son por sonda, también se adecuan a cada paciente, a cuántas calorías requiere y qué suplementos.

Otra fortaleza de la atención que damos como nutricionistas en el INCA es que aquí se asiste al paciente, en otros centros de salud les sirven la comida y si no comieron se retira la bandeja igualmente, no hay un seguimiento. Nuestras asistentes de alimentación, en cambio, sí ayudan al paciente, y cuando ya no requiere ayuda y se puede alimentar solo, de todas maneras, llevamos un control de ingesta, de cuánto comió, todo queda registrado, pues nos permite ir respondiendo a estos casos.

Además, destaca que siempre el trabajo es interdisciplinario, tenemos un contacto permanente con la fonoaudióloga, por lo que en el día a día podemos ir ajustándonos a los cambios necesarios en beneficio del paciente. 

Tras sufrir un ACV, ¿se requiere una dieta especial?

Son pacientes cuya dieta se homologar a la de pacientes cardiovasculares o con hipertensión, donde hay que tener cuidado con las grasas, colesterol, frituras, sal, y azúcares simples, que luego se transforma en triglicéridos, apuntando a la prevención.

 

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